Primer acto. El ahora ex director técnico de la Selección Mexicana de Futbol, Miguel Herrera, recibía fuertes críticas por parte de aficionados y periodistas sobre el desempeño de los suyos en la pasada Copa América y en la primera fase de la Copa Oro.
Segundo acto.
El Piojo arremete contra Christian Martinoli,
comentarista deportivo y punzante crítico del “Pablo Marmol” futbolero. El
estratega le arremetió diciéndole “pendejo” y advirtiéndole que esperaba
encontrarlo personalmente para “arreglar diferencias”.
Tercer acto.
El llamado Tri –antes liderado por
Alex Lora, pues 50 años de hacer la misma música no le bastaron al roquero para
mantener el nombre público de su banda “rockan-culera” –, se hace de la “Copa Robo”,
precisamente así: con una versión elegante del hampa encabezada por la “ConCACAf”,
quien evidentemente puso un ¡árbitro vendiiidooooo!
Acto Pilón. Al
regreso de semejante “proeza”, imágenes difundidas por la cadena Univisión
muestran parte de la agresión física y verbal de la que Martinoli fue objeto de
manos del amigo de Pedro Picapiedra y de su hija, Mishelle Herrera "#LadyPioja" (que no es Bam Bam, aunque parece), distinguida defensora
de su santo padre y compinches. El periodista, acompañado por Luis García, también
comentarista de TV Azteca, condenaron los cachetadones
y manotazos recibidos por la familia Herrera en pleno aeropuerto de Filadelfia.
En otro acto de
mediana coherencia y efímera justicia, La Federación Mexicana de Futbol (FMF)
anuncia a través de su presidente electo, Decio de María (otro hampón), que el “marketinero” Herrera se va a freír espárragos y dejaría así “despiojada”
a la Decepción Mexicana, después del
desplante del timonel contra el conductor.
Televisa,
dueña plenipotenciaria del monigote Herrera y también de la Femexfut, no podrá
transmitir esta telenovela como parte de su barra vespertina del Canal de las
Estrellas. Este melodrama sirve más para quienes siempre estamos (y estaremos) chingando
en contra del perruno mercantilismo pambolero
y la mediocridad andante de quienes integran y representan este hermoso deporte
en México.
"Deseamos hacer del futbol nacional un espectáculo sano
y constructivo. Nuestra selección nacional debe ser un ejemplo para
las nuevas generaciones”, justificó –sin morderse la lengua– Decio de Maria, a quien
presumimos como el hermano perdido de Pedro Armendáriz. Al pronunciar estas
enternecedoras palabras, el corrupto cabeza de la FMF nos atisba una patada en
los cojones a quienes decimos que hace falta más que eso para desfragmentar la
estructura mafiosa que ahí se encuentra enquistada, cual espinilla de adolescente
precoz.
Falta
quitar las manos puercas de las televisoras en el futbol; falta bajar los
sueldos propios de un presidente o jefe de Estado (que no de México) a toda la
bola jugadores, cuerpo técnico y directivos de la Selección Mexicana; falta
regular los patrocinios y la publicidad rampante que negocian estas figuras públicas que están en todo,
menos en concentración; falta combatir la corrupción en clubes e instituciones
deportivas; pero sobre todo, falta que nos demos cuenta como televidentes que
jugamos un papel relevante, tanto o más que quienes dicen representar a México
en el futbol. Es probable que el día en que dejemos de ver a esos 11 verdes mediocres
(no los del Partido político, esos son más) correteando el balón, entenderán
ellos que si no nos ofrecen un espectáculo de calidad y digno de un país que invierte
en ellos millones de pesos, no obtendrán nuestro tiempo ni nuestro dinero.
Jonathan dos Santos. Twitter |
Giovani
y Jonathan dos Santos aplaudieron la cavernaria conducta de quien hasta ese
momento seguía siendo su entrenador: lo llamaron “grande”; evidentemente, Pablo Marmol es todo menos eso. Los seleccionados unieron fuerzas en
contra de sus “perros” críticos, quienes no tardamos en “ladrar”, como uno de
ellos predijo. Por si fuera poco, los juniors
del deporte de las patadas publicaron fotos en donde posan con la Copa Robo y empinándose un buen trago de
alcohol, digno de cualquier padrote.
Si a esto agregamos que el resto de los seleccionados hicieron poco o nada para
evitar la agresión del Piojo a
Martinoli, pues bien podríamos quitar a estos “soñados” de sus laureles y
meterlos a las clases de formación cívica y ética que siguen impartiendo en mi
secundaria.
Fue
indignante "verganar" a los verdes la Copa Oro. Pensé que si tuviera
hijos y me preguntaran sobre el hecho, tendría que mentirles; o decirles que
en México se premia la trampa y el engaño, que se aplaude la
violencia, que se apapacha la indisciplina,
que se esconde la ignorancia, que se vanagloria la corrupción y que se permite
la impunidad. Por eso no es sorpresa que el Tri
represente eso: parte de la idiosincrasia mexicana, esa que un día volvió
héroe nacional a un ídolo de porra y que al día siguiente lo desechó, como a tantos otros.
“Me
van a tener aquí hasta el 2018”, sentenció hace unos meses Miguel Herrera,
iracundo por las críticas y retador ante sus detractores.
“Por
andar de hocicón”, diría mi madre.
Decio de Maria, presidente de la FMF. Milenio |