Comienza la juerga. 81 por ciento creció el Índice de Ocupación el pasado junio, comparado al mismo mes del 2014, con la creación de 78 mil 435 empleos formales (¡¿Cuántos?!), aseguró nuestro Preciso y muy vilipendiado Enrique Peña Nieto. Por medio de su cuenta de Twitter (es lo de hoy), el de "Atracomulco" agregó que esta cifra “representa la mayor creación de empleo formal en un mes de junio”. Claro, se refiere a Mexicalpan de las tunas.
Primera copa. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) anunció que en el mes de mayo el desempleo en el país aumentó en una fracción (4.4%) comparado al mes de abril, pero disminuyó comparado a la cifra del año anterior (4.9%), esto en el sector de la Población Económicamente Activa (PEA).
Rompiendo el hielo. Contra toda esta numeralia de optimismo económico, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alertó el pasado 9 de julio sobre la persistencia del desempleo de larga duración en sus países miembro (actualmente integrado por 34 naciones, incluido México), y subrayó que “se encuentra en niveles inaceptables”. Detalló que al menos uno de cada tres desempleados está sin trabajo desde hace 12 meses, lo cual afecta a más de 15 millones de personas, cifra que representa un alza de 77.2 por ciento en relación con 2007.
¡A bailar! Si a esta bola de números disparatados agregamos que el propio INEGI informó que el 3.76 por ciento de los mexicanos en edad y posibilidad de trabajar estuvieron desempleados durante el último mes de 2014, y que de ellos, 78 de cada 100 contaban con “el mayor nivel de instrucción”, en su mayoría jóvenes, entonces nos ponemos locos y creemos que alguien está viéndonos la cara de idiotas. Muchachos, ¡ya hay demasiados taxistas!
Beodo social. En pleno éxtasis demagógico y muy echado pa’ delante, el "estadista del año", secretario de Hacienda Luis Videgaray, aparece en la pista (una vez más) pa' repetirnos que la economía mexicana va por buen camino; es decir tarados, no importa cuántas veces lo ha dicho, el güey no se cansa de mentir. "Le pese a quien le pese, ¡O.G.T.S!", dirá.
Una cana al aire. Miles de personas continúan trabajando a diario, gozosos o no de sus condiciones laborales. Toman sus tarjetas y sacan dinero del maldito cajero; otros prefieren pagar con su plástico luz, teléfono, renta, gas, agua; pero también sus placeres mundanos: cine, viajes, comidas, bebidas, y hasta un regalito pa' sus "detalles".
Borracho impertinente. El Jefe y su dedo punitivo señalan a sus víctimas. Golpea, tunde, patalea, grita porque no quiere ser el amargo trago que está por saborearse el trabajador; sin embargo, lo tiene que hacer. Recortes de personal, caída de salarios, retención de impuestos, disminución de tareas, incertidumbre laboral... todas son parte de este horrendo escenario salido de esta mala película mexicana, como las de Luis Mandoki.
Malcopeando. Al salir de una empresa, los desempleados no saben si son reciclables, desechables, composta verde o algún tipo de basura orgánica conocida. Con la moral propia de un ropavejero, se enfrentan a un mundo laboral todavía más pisoteado: falta de oportunidades, subempleo, ofertas altamente exigentes y bajamente remuneradas, favoritismos, "palancas", sobre-demanda, nepotismo y un sinfín de linduras que ya les esperan.
Indigestión alcohólica. Informalidad, ambulantaje, piratería, robo, venta de drogas, trata de personas, delincuencia vulgar y organizada, secuestros... todos, causa y efecto de esta guarapeta laboral a la que fuimos invitados, y que aún siendo gorrones, no deseábamos asistir.
Resaca. Miles de jóvenes universitarios, madres solteras, padres de familia, indigentes y hasta muchachos malcriados (ninis) conforman esta negra cifra del desempleo, ascendente siempre, lacerante como pocas. La "cruda", no por ser triste deja de ser real.
El Bajón. Como consuelo del jolgorio vivido anoche, el sistema gobernante insiste (no me acuerdo desde cuándo) que nuestro país va por buen camino, que la democracia es real, que las oportunidades de desarrollo crecen, que nuestra economía es fuerte , que la productividad aumenta, que la corrupción se combate y que la desigualdad se reconoce. Prueba irrefutable de que las crisis desde el poder se digieren con cognac y se saborean con un rico habano muy chamuscado, casi como ellos. "¡Ches monos!"
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